Experiencia de acogimiento por una familia acogedora: «Mi experiencia en un minuto», por A. Alba

Hace más de 20 años, en mi último año de carrera, conocí a través de AVAF lo que era el acogimiento familiar. Fui voluntario dando apoyo escolar a un niño en acogida permanente. Aún recuerdo su nombre. La experiencia fue muy bonita y enriquecedora. Años después me informé en AVAF con la idea de acoger pero mi pareja no lo tenía claro. Ahora, de nuevo, en AVAF contando mi experiencia. Supongo que en la vida, algunas cosas se dan cuando llega el momento. En este caso, fue a finales del 2018 cuando me crucé con ACARONAR y empecé el proceso. Solicité acogida temporal y permanente. Todo fue más rápido de lo que me habían contado. Días después de recibir la idoneidad ya me estaban llamando. Tienes el fin de semana para pensártelo. «Es acogida permanente» me dijeron. Bueno, eso y poco más. La verdad es que no tuve dudas. Así que llamé a mi familia y amigos para contarles que iba a acoger a un niño de 11 años. Pronto hará un año de todo esto. 

La vida me ha cambiado por completo. No creo que fuera consciente de lo que me esperaba ni de la energía que iba a tener que poner en este proyecto, desde luego el más importante de mi vida. Han sido meses muy intensos en los que hemos tenido que superar muchos retos y de gestionar muchas emociones, algunas vividas por primera vez por el niño y por mí. Todo esto además con lo que ha supuesto el confinamiento. 24 horas, él y yo. De repente, mucho de lo conseguido ahora no vale, hay que cambiar rutinas, poner nuevas normas o ser más flexible. Y por supuesto, tener más paciencia y comprensión sí cabe que antes, cosa que me ha costado mucho en algunos momentos, la verdad.

Ha sido duro. Por supuesto, el vínculo que ya era fuerte antes, se ha terminado de consolidar.  A los tres días de estar conmigo empezó a llamarme papá y un día me preguntó si yo iba a ser su papá para siempre. Espero poder conseguirlo. Aún tenemos mucho que descubrir.  

A. Alba, papá de acogida